martes, 21 de diciembre de 2010

TERCERA PARTE DEL LIBRO ASI HABLA SAMAEL AUN WEOR

Una didáctica concreta para vivir inteligentemente


A través e la Ciencia Gnóstica veía cuán importante es darnos cuenta de lo que somos y no ser aprisionado en lo que uno le gustaría ser. Es fácil crear una ilusión y vivir en ella. Vivir en el pasado, por agradable y por mucha seguridad que creamos que nos proporciona, impide que experimentemos lo que somos. Lo que es, es siempre nuevo, y nuestra mente encuentra extremadamente arduo y dificultoso no vivir en los mil ayeres. Por aferrarnos a la memoria se pierde la experiencia viva. Para la mente dormida, el recuerdo le encanta, le inspira, y hasta le da un sentido de liberación, pero es lo muerto lo que nos quiere dar vida. Por eso la gran mayoría de nosotros nunca sabemos vivir, porque estamos viviendo con lo muerto.

Observaba que esta tendencia que tenemos de escapar de la vida es un hábito muy fuerte y mucho más de lo que creemos; y escapamos de ella, incluso, con las cosas más pueriles, como la radio, un dogma determinado, el amor mecánico y así sucesivamente, y por eso muchas cosas “sin ton ni son” se vuelven importantísimas para nosotros, tan necesarias para uno como la bebida para el alcohólico. Uno puede olvidarse de sí mismo en el culto a la personalidad, o en el culto de una imagen, o en algún ideal, pero todo eso es ilusorio, y el mismo hecho de olvidarse de uno, hay profunda gravedad; esto es el origen de nuestras tragedias, dramas y comedias de nuestra pobre existencia.

Por las horas de la noche, en los canales de televisión anunciaban un ciclo de conferencias que el V. M. Samael Aun Weor, dictaría durante el mes de agosto, los días 10, 20 y 30, a las 4 P. M., en la “Sala Múltiple de la Universidad Central”. Me he ido haciendo un poco más conscientes de estas conferencias del Maestro, en relación de cómo arrojan luz en las tinieblas y orientan a muchas almas en el sendero de la Cristificación. Ya un a poco empapado de la existencia de los Lumisiales Gnósticos, observaba cómo las conferencias del Maestro daban un gran impulso a los miembros activos de estos, de tal manera que los Centros Gnósticos, las aulas familiares y Primeras Cámaras, se multiplicaban por doquiera, permitiendo que la juventud de todos los niveles sociales se tornara diferente con el método práctico para eliminar nuestros “Yoes”, que mantienen nuestra alma encadenada.

Todos estos maravillosos acontecimientos de las pláticas del Maestro me proporcionaban un “estímulo” espiritual para ayudar a la pobre humanidad doliente y analizaba que es mucho lo que nos toca hacer para enfrentar la maldad del mundo. El éxito de todo estudiante Gnóstico se inicia con la destrucción de sus propios defectos de tipo psicológico. Ese día, 10 de agosto, el recinto donde el Maestro dictó su conferencia, que tenía una capacidad para mil personas, estaba atestado; y al ver a tantos jóvenes allí, reflexionaba cómo ellos iban por un Pan Candeal, alimento de los Dioses, vino de luz, licor de mandrágora, que el Maestro les entregaba, y así evitaban los licores que fabrica el Ego para nuestra perdición, drogas malditas que producen alucinaciones, y toda gama de narcóticos que cada día prostituyen más a la juventud. El Maestro con su extraordinaria sencillez nos habló así:

“Lo importante es llegar a cristalizar Alma en nosotros. ¿Qué se entiende por Alma? Por Alma se entiende un conjunto de fuerzas, atributos, poderes, virtudes, cualidades, etc., que subyacen en el Ser. Los Evangelios dicen: “En paciencia poseeréis vuestras Almas”. Hoy por hoy nosotros no poseemos nuestras Almas. Hoy por hoy nosotros no poseemos nuestras Almas; antes bien, el Alma nos posee. Somos una carga pesada para eso que se llama Alma, un fardo realmente abrumador. Llegar a poseer Alma es un anhelo, ser dueño de nuestras propias Almas es formidable; aún más, el mismísimo cuerpo físico debe llegar a transformarse en Alma. Quien posee su Alma dispone de poderes extraordinarios. Aquellos que han llegado a cristalizar Alma, se han convertido por tal motivo en criaturas absolutamente diferentes. Esto está escrito como testimonio en los Libros Sagrados de todas las religiones del mundo. Pero bien sabemos que si el agua no hierve a cien grados, no cristaliza lo que tiene que cristalizar, no se desintegra lo que debe desintegrarse; así que en todo caso se necesita que el agua hierva a cien grados”.

“Obviamente, si no pasamos por grandes crisis emocionales, tampoco podemos lograr cristalizar Alma. Para la disolución radical de cualquier “agregado” psíquico inhumano se necesita pasar inevitablemente por muy graves crisis emocionales. He conocido gentes extraordinarias; muy capaces de pasar por tales crisis. Me viene a la memoria el caso de cierta hermana Gnóstica de la Sede Patriarcal de México, quien pasara por tribulaciones espantosas, por horribles crisis morales al recordar graves errores de sus vidas anteriores. Gentes así con esa tremenda capacidad de remordimiento, personas así tan capaces para pasar por tan gravísimas crisis emocionales, obviamente pueden cristalizar Alma”.

“Lo que nos interesa a nosotros es precisamente eso: La cristalización de todos los principios anímicos de nosotros mismos, Aquí y ahora. En el Oriente hay instructores que, desafortunadamente, no han eliminado todo ese conjunto de elementos indeseables que se lleva en la psiquis. No está de más decirles a ustedes para su información, que a los citados elementos en el Tíbet se les denomina “Agregados Psíquicos”. En realidad, tales “agregados” son los mismísimos “Yoes” que personifican a nuestros errores. Cuando un instructor de esos, que todavía no ha eliminado los “agregados” psíquicos tiene a su cargo un grupo de discípulos, incuestionablemente, estos tienen que tener una gran paciencia, aguantarle todo el día al citado Instructor sus patanerías, groserías, etc. Bien saben los Lanuds, o los discípulos, o chelas que tales “agregados” psíquicos van pasando en procesión continua por la personalidad del Instructor. Habrá al fin un instante en que la procesión terminará, y entonces, podrá expresarse el Maestro para dar la enseñanza. Esa es la causa causorum por la cual los discípulos de cualquier Instructor de esos que todavía no han eliminado el Ego, tienen paciencia elevada hasta el máximo. Esta clase de chelas tienen que aguantar, aguantar porque en cualquier instante el Maestro al fin, toma posesión de su vehículo y les da las enseñanzas... Enseñanzas recibidas ¡a qué precio! No es nada delicioso estarle aguantando insultos todo el día al instructor, ser víctima de todas sus patanerías; pero al fin llega el Maestro y eso es lo que importa. Estos son Bodhissattwas comunes que no han disuelto el Ego; pero como quiera que son Bodhissattwas hay que aguantarles hasta que venga el Maestro y de la enseñanza. Así piensan todos esos Lanuds o chelas tibetanos”.

“Prosiguiendo con estas disquisiones filosóficas, diremos que cada “agregado” psíquico es como una persona dentro de nosotros. No hay duda que esos “agregados” poseen los tres cerebros; el Intelectual, Emocional, Motor-instintivo-sexual, es decir, cada “Yo” o “agregado”, que es lo mismo, entre paréntesis, es una personas completa. Cada “Yo”, cada “agregado”, tiene su criterio propio individual, tiene sus ideas, sus conceptos, sus deseos, realiza determinados actos, etc. Entre otras cosas, cada “agregado” llega a gozar de cierta autonomía.”

“Miradas las cosas desde este ángulo, estudiadas a fondo, llegaremos a la conclusión lógica e inevitable que dentro de nuestra persona habitan muchas personas. Lo más grave es que todas estas riñen entre sí, se pelean por la supremacía, cada cual quiere ser el amo, el señor. ¿A qué se parecería nuestra casa interior? Yo diría que a una horripilante mansión en donde hubiera muchos criados y cada cual se sintiera el señor. Es claro, mirada tal casa a la luz de estos razonamientos, resulta espantosa e insólita. Lo curioso del caso son precisamente los conceptos que se forjan cada uno de los “señores” de la casa. El uno dice: “Voy a comer, tengo hambre”. Entra un segundo en conflicto y dice: “Al diablo con la comida, yo voy a leer el periódico. Surge más allá un tercero en conflicto y, en forma irrevocable dice: “Qué tal”; dicen así estas palabras incongruentes todas. La humana personalidad movida por este resorte íntimo, abandona pues la morada para irse por ahí, por esas calles”.

“Si nos pudiéramos ver de cuerpo entero, tal como somos ante un espejo, puedo asegurarles que quedaríamos perfectamente locos. Estamos todos llenos de horripilantes contradicciones. Esto es nefasto para todos, no tenemos verdaderamente existencia real.”

“Al nacer todos somos hermosos porque disponemos de un porcentaje, un 3% de Conciencia libre. El 97% restante está enfrascado entre la multiplicidad del Ego, Eso que hay de elemento libre, impregna al huevo fecundado y surge a la existencia reincorporado nuevamente. Así que el niño recién nacido posee eso precisamente, un 3% de Conciencia libre, no embutido en ningún Ego. El porcentaje de Esencia manifiesto en el niño es Autoconciencia. ¿Cómo vería un recién nacido a los adultos? ¿A sus padres? ¿Hermanos? ¿Parientes? En la misma forma como ustedes verían a un drogadicto. Pero vean ustedes, cómo los adultos se sienten hasta con autoridad para educar al niño, creen ellos que pueden educarle.”

“El niño a su vez, se siente mal, completamente mal, víctima de tales, que quieren enseñarle; él los ve desde su propio ángulo, está despierto, percibe los “agregados” psíquicos de sus parientes, de los hermanos, visualiza también a sus propios “agregados” que entran y salen del recinto, dando vueltas a la cuna. A veces las visiones son tan espantosas que el niño no puede menos que llorar aterrorizado. Entonces los padres no entienden estas ocurrencias del infante. A veces acuden al médico y, en el peor de los casos, se van en busca de algún espiritista o un médium de mal agüero haber si logra “arreglar el caso”.

“Ese es el estado insólito en que vive la humanidad dormida. En todo caso, el pobre infante es víctima de todas las locuras de los mayores. Él con paciencia no le toca más que soportar el látigo de los verdugos; esa la cruda realidad de los hechos. Posteriormente, cuando ya la humana personalidad está formada en verdad, comienzan a entrar en el cuerpo del infante todos esos “agregados” psíquicos inhumanos que le pertenecen. Entonces se notan cambios en la criatura, se vuelve berrinchuda, molestosa, celosa, iracunda, etc., etc., etc., y otras tantas cosas más. Es lamentable esto ¿verdad? Pero al fin el que era niño se volvió adulto. Las cosas cambiaron. Ya no es el niño juguetón y autoconsciente de otros tiempos. Ahora es el bribón de la cantina, el negociante, el lujurioso, el hombre celoso, etc. En fin se ha convertido en eso que el niño miraba con horror. Es claro que la criatura se horrorizaba al ver al adulto. Ahora el niño se ha vuelto adulto y, lo peor del caso, es que se ha dormido la Conciencia. Ya no es capaz de mirarse con horror a sí mismo”.

“En realidad de verdad, cada uno de los “agregados” psíquicos que surge en nosotros tiene determinados compromisos. Podríamos decir sin exageración alguna que el ladrón, por ejemplo, lleva dentro de sí mismo una cueva de ladrones, cada uno de ellos con múltiples compromisos en distintos días, horas y lugares; que el fornicario irredento carga en su interior, para colmo de los colmos una casa de citas. El homicida obviamente lleva en su psiquis un club de asesinos. Bueno, cada uno de estos en el fondo lleva sus compromisos: El mercader en su interior lleva una plaza de mercados. Y así sucesivamente”.

“Mas, ¿cómo se teje y desteje nuestro propio destino? Mucho dijeron Gurdief, Ouspensky, Nicoll, etc., comentaron tales aspectos sobre la ley de recurrencia; más nosotros, en el terreno de la investigación hemos ido más lejos, conocemos a fondo la mecánica viva de la ley de recurrencia. Estos es muy importante. Un sujeto XX, por ejemplo, en una pasada existencia fue, dijéramos, adúltero y hubiese dejado a su mujer por otra dama. Es claro que al renacer trae en su psiquis al “Yo” del adulterio, al mismo que cometiera el delito. Este no podrá expresarse en los primeros años de la infancia, imposible, pues si el suceso fue a la edad de 30 años, por ejemplo, indubitablemente, el “Yo” del adulterio aguardará en el fondo de la psiquis dentro del terreno de lo infrahumano en las esferas subjetivas, a aquel que a la edad consabida de los famosos 30 años. Cuando esa edad llegase, ese “Yo” resurgirá desde el fondo con gran fuerza, se apoderará del Intelecto, del centro Emocional, del Instinto-motor-sexual de la máquina, para ir a buscar a la dama de sus ensueños”.

“Antes se habrá puesto en contacto telepático con el Ego de aquella dama. Posiblemente hasta se habrían dado cita en algún lugar de la ciudad, tal vez en un parque o en una fiesta. Es obvio que viene después el reencuentro. Pero lo interesante es ver cómo ese Ego puede jalar al intelecto, mover a los centros Emocional y Motor de la máquina precisamente al lugar donde tiene que encontrarse con la dama de sus ensueños. Inevitablemente el mismo proceso se realizará en ella y la escena se repetirá otra vez tal como sucedió.”

“Supongamos que un caballero XX en una cantina se peleó en la pasada existencia con otra persona, con otro hombre por tal o cual motivo, posiblemente baladí. ¿Creen ustedes que por el hecho de que el cuerpo físico deje de existir aquel “Yo” va a desaparecer? No, simplemente continuará en la dimensión desconocida. Pero al renacer el Ego, al retornar, al volver a tomar un nuevo cuerpo, llegará el momento en que podrá entrar en actividad, aguardará la edad en que sucedió el hecho en la pasada existencia. Si fue a los 25 años, aguardará los consabidos veinticinco años y permanecerá en el fondo de la psiquis entre tanto y, cuando llegase el momento, obviamente se apoderará de los centros de la máquina para repetir la hazaña. Antes se habrá puesto en contacto telepático con el otro sujeto ZZ y se habrán dado cita, posiblemente en una cantina. Allí se reconocerán, se herirán mutuamente con la palabra y el hecho se repetirá”.

“Vean ustedes, pues, cómo por debajo de nuestra zona conscientiva y de nuestra capacidad razonativa se realizan distintos compromisos. Así es como la ley de recurrencia trabaja, esa es la mecánica de tal ley. Claro está que miradas las cosas de este modo, de esta manera, no tenemos en verdad lo que podríamos denominar Libertad Total, Libre Albedrío. Es muy poco el margen que tenemos de libre albedrío. Imaginen ustedes un violín dentro de su estuche. ¿Qué margen puede haber entre el violín y el estuche? Es casi nulo. Esto nos daría una idea del pequeño margen de libertad que nosotros poseemos. En realidad de verdad estamos metidos dentro de la mecánica de la ley de recurrencia y esto es lamentable.”

“Un hombre es lo que es su vida, si el hombre no trabaja su propia vida, ese hombre está perdiendo el tiempo miserablemente, ¿de qué modo podemos nosotros libertarnos de la Ley de recurrencia? Pues trabajando nuestra propia vida, incuestionablemente nuestra propia vida está compuesta de comedias, dramas, para las personas normales y corrientes y las tragedias, para los perversos. En los misterios de antaño no se aceptaba a ningún trágico, se sabía que éste era castigado por los Dioses y, obviamente, el guardián le rechazaba con la punta de la espada”.

“Qué necesitamos disolver los “Yoes”? Eso es lógico, estos son los actores de las comedias, dramas y tragedias ¿Podría existir un drama sin actores? ¿Creen ustedes que podría desarrollarse en cualquier escenario del mundo alguna tragedia sin trágicos, sin actores? Obviamente que no, ¿verdad? Entonces, si queremos cambiar nuestra propia vida, ¿qué debemos hacer? No queda más remedio que disolver a los actores de las comedias, dramas y tragedias. Y ¿quiénes son esos actores? ¿Dónde viven? ¿Y por qué? Yo les digo a ustedes, en verdad, que esos actores son del tiempo. En realidad cada uno de esos actores viene de antiguas edades.”

“Si decimos que el “Yo” es un libro de muchos tomos, estamos asegurando una gran realidad. Si afirmamos que el Ego viene de muchos ayeres, es cierto. Entonces el Ego es tiempo, los “Yoes” personifican al tiempo, son nuestros propios defectos, nuestros propios errores contenidos en el reloj del tiempo, son el polvo de los siglos en el fondo mismo de nuestra psiquis Cuando uno conoce la didáctica precisa para la disolución de esos elementos indeseables que se lleva adentro, consigue insólitos progresos. Se hace indispensable, urgente inaplazable conocer con exactitud la didáctica. Sólo así se hace posible la desintegración de esos elementos indeseables que se lleva dentro”.

“En alguna ocasión nació un niño en la Atlántida, este se desenvolvió en un hogar delicioso, donde solamente reinaba la armonía, la sabiduría, la riqueza, la perfección, el amor. Llegó el momento en que aquel hombre a través de las diversas técnicas y disciplinas de la mente consiguió el Auto-descubrimiento. Entonces, con horror, se dio cuenta que llevaba en su interior elementos abominables; comprendió que necesitaba de un gimnasio especial, de un gimnasio psicológico. Es claro que en aquel ambiente de perfección no existía tal gimnasio. No le quedó más remedio que abandonar la casa de sus padres y situarse por allí en los suburbios de cualquier ciudad atlante. Se creó a sí mismo el gimnasio psicológico, un gimnasio que le permitió el Auto-descubrimiento de sus propios defectos. Claro, desintegró los agregados psíquicos y se liberó.”

“En verdad, mis estimables hermanos, que las peores adversidades nos ofrecen las mejores oportunidades. Constantemente llegan hasta mí, cartas de distintos hermanitos del M. G. C. U. Unos se quejan de su familia, de su papá, de su mamá, de sus hermanitos; otros protestan contra, la mujer, contra los hijos; aquellas hablan con horror de sus maridos, etc., y piden, naturalmente, un bálsamo para consolar su adolorido corazón. Hasta ahora, entre tantas cartas no se ha visto una siquiera de alguien que esté contento con tales situaciones tan adversas. Todos protestan y eso es lo lamentable. No quieren el gimnasio psicológico, antes bien, quisieran huir del mismo y, a mí como Instructor, no puede darme menos que dolor. Digo: pobres gentes, no saben aprovechar el gimnasio psicológico, quieren un paraíso, no quieren entender la necesidad de las adversidades, no quieren sacar partido de las peores oportunidades. En verdad que no desean el Auto-descubrimiento”.

“Cuando uno quiere Auto-conocerse, obviamente necesita de todos esos casos. Es en esos gimnasios del dolor, donde los defectos que uno lleva escondidos, afloran inevitablemente. Defecto descubierto en tales situaciones debe ser trabajado profundamente y en todos los niveles de la mente.”

“Cuando en realidad de verdad se ha comprendido tal o cual error de tipo psíquico, se está listo ciertamente para la desintegración. Los solteros, como quiera que no poseen el Vaso Hermético, es obvio que tampoco pueden trabajar en la novena esfera, pero sí pueden de todas maneras apelar a Dios Madre, a Stella Maris, la Virgen del Mar, a ese fuego viviente y filosofal que se haya en toda materia orgánica; Kundalini se llama en el Indostán. Si uno apela a ese tipo de energía, si concentra su corazón, su mente y sentimientos más profundos en Ella, será asistido. Estoy seguro que ese ígneo poder podrá reducir a cenizas, a polvareda cósmica, el agregado psíquico en cuestión.”

“Ahora bien, conviene saber que el poder serpentino anular que se desarrolla en el cuerpo del Asceta Gnóstico multiplica su poder mediante la fuerza electro-psíquica, precisamente en la Forja de los Cíclopes. Por todos estos motivos, la mujer que tiene su varón o el hombre que tiene su sacerdotisa, su mujer, podrán trabajar realmente y a fondo, precisamente durante la Cópula Química. Entonces sólo les basta la debida concentración en Devi Kundalini, Ella es la Cobra Sagrada de los antiguos misterios, es claro que reforzada con el poder eléctrico del sexo, con la electricidad sexual trascendente, puede en realidad de verdad aniquilar, pulverizar, reducir a cenizas en forma muy rápida cualquier “agregado” psíquico inhumano que previamente hayamos comprendido. En todo caso, mis estimados hermanos, antes que todo se necesita descubrir el defecto que vamos a reducir a polvo; tal defecto no podría ser descubierto si no usáramos el Sentido de la Auto-observación psicológica”.

“Cualquier situación adversa nos ofrece riquísimas oportunidades, pero las gentes, desafortunadamente, quieren huir de las situaciones adversas, protestan en vez de dar gracias al Padre por tan brillantes ocasiones. Ese gimnasio psicológico resulta difícil, imposible o casi imposible. Pero mientras más difícil sea el gimnasio, tanto mejor para el auto-descubrimiento.”

“Supongamos que tuvimos que pasar por una situación pequeña o que alguien encontrara a su mujer platicando muy quedito en cualquier rinconcito de la casa con otro sujeto. Nada agradable, pues, aquel evento en verdad, pero magnífico para el auto-descubrimiento. Posiblemente durante el hecho surgiera, no solamente los celos, posiblemente hubo ira, reclamos a la mujer, tal vez despecho, el “Yo” del amor propio pudo haberse sentido ofendido. En fin ¿qué hacer? Muy tranquilos en la noche, acostados en nuestra cama en decúbito dorsal, es decir, boca arriba, con el cuerpo relajado, con los ojos cerrados, respirando rítmicamente, debe reconstruirse la escena tal como sucedió. Visualizando recabaremos datos psicológicos, hallaremos al “Yo” de los celos como primera causa, segundo al de la tremenda ira, tercero al del amor propio herido mortalmente. Descubiertos esos tres, que en la escena entraron en acción, ahora se les dará su trabajo de inmediato, ya en la Novena Esfera o posiblemente solos. Es muy claro que en esos momentos nadie tiene ganas de trabajar en la Novena Esfera, está todo ofendido. Lo único que le convendría sería un buen baño y echarse unos kilos de jabón a ver si así se le pasa”.

“Pero si a pesar de todo logra tener cierta autonomía como para trabajar en la Forja de los Cíclopes, tanto mejor; eso es proceder. Invocar, precisamente durante el coito químico, a la Kundalini Shakti, suplicarle primero que elimine ese asquearte monstruo de los celos, segundo después de haber trabajado a fondo en el de los celos, ahí mismo hay que suplicarle que destruya el monstruo de la ira, tercer al del amor propio. Ciertamente la gente se quieren demasiado a sí misma; ese “Yo” del Amor propio está muy arraigado en todo el mundo. Si nos dan dos palmaditas en el hombro sonreímos deliciosamente, pero si nos dicen alguna palabrita humillante nos volvemos serios y terribles. Ese “Yo” del amor propio hay que aniquilarlo, al tercero que habría que cargarle todo el poder de la Divina Shakti.”

“Lo que viene en subsiguientes días y horas es el mismo trabajo, hasta que los tres “colegas” de tan fatal escena fuesen aniquilados. Obviamente, es en la vida práctica en donde debemos sacar el material para la disolución del Ego. Veo que nuestros Hermanos tienen la tendencia a escaparse de la vida práctica, quieren disolver el Ego huyendo de la vida práctica lo cual es manifiestamente absurdo. Recuerdo cuando estaba en el trabajo de la disolución del Ego, que en cierta ocasión un hijo mío cometiera un error absurdo, cual fuera el de atropellar con su coche a otra persona, a un obrero. Ciertamente me costó determinada suma, unos $2.000 para el herido y otra tanta cantidad para evitar que ese muchacho fuese a dar a la cárcel. Pero allí no termina la cuestión. La realidad es que cuando hube de ir a cancelar la deuda, el hijo aquel, en vez de agradecer, protestaba con cierta violencia. El no estaba de acuerdo en que yo le diera esos $2.000 a ese pobre infeliz obrero. Pero a mí me pareció justo dárselo, se lo di. En la protesta hubo palabras, si no por lo menos de carácter grotesco, sí bastante ingratas. Ira no sentí, debido al hecho de haberla disuelto; pero cierto dolor en el corazón sí”.

“De inmediato me entregué a la meditación para saber en qué consistía ese dolor que había sentido en el corazón y pude verificar claramente el crudo realismo de un “Yo” del amor propio que había sentido herido. Como quiera que el sentido de la Auto-observación psicológica lo tengo bien desarrollado, no me fue difícil percibir en forma directa tal “Yo”. De inmediato lancé unas cargas de electricidad sexual trascendente contra el desdichado, lo trabajé por unos días y, al fin, se fue reduciendo poco a poco hasta tomar la forma de un niño. Y siguió reduciéndose hasta volverse polvareda cósmica. Así es como se trabaja mis estimables hermanos. Pero, ¿dé dónde saqué yo el material para trabajar? Fue de un hecho concreto, claro y definitivo; pero en las personas la tendencia es escapar, huir de los hechos prácticos de la vida y eso es absurdo, completamente absurdo.”

“En alguna otra ocasión (y me gusta citar ejemplos vividos con propósitos de orientación colectiva) estaba yo muy afectado con cierta irritabilidad por palabras de aquel hijo que por cierto no eran hermosas. Mantuve el control sobre mi mente y jamás exploté, jamás rasgué mis vestiduras. En verdad esto fue un triunfo, pero no hay duda de que allá adentro, muy adentro, no dejaban de producirse algunas reacciones nada agradables. Cuando exploré con el sentido de la Auto-observación psicológica con gran asombro descubrí un “Yo” fornido, robusto, bastante gordito por cierto, peludo como un oso, andando por el corredor de mi vieja casa señorial. ¡Ah! ¡Cuán escondido estabas, condenado! Le dije ¡Ahora si que te voy a dar chicharrón! ¡Ya conmigo no puedes! Conclusión apelé a Devi Kundalini Shakti. Conforme lo trabajaba iba perdiendo aquel monstruo, pues, volumen, se iba empequeñeciendo en forma didáctica y, a medida que se empequeñecía, se embellecía también. Así parecía como un niño muy hermoso. Hasta que un día la Divina Madre Kundalini le dio chicharrón, lo decapitó. Lo cierto fue que posteriormente se redujo a polvo, no quedó nada del mismo; pero, eso sí, me dediqué de lleno y a cada momento, hasta que dejó de existir”.

“El sentido de la Auto-observación psicológica se va desarrollando y se irá desarrollando en cada uno de ustedes conforme lo vayan usando. No olviden que sentido que no se usa, se atrofia. Un día llegará en que el sentido de Auto-observación en ustedes se habrá desarrollado de tal manera que podrán percibir a tales “agregados” psíquicos; aún más, podrán darse cuenta del resultado del trabajo sobre tales “agregados”.

“En nombre de la verdad tengo que decirles que así como allá en el firmamento existe una luna, así también, mis queridos Hermanos, dentro de nosotros existe una luna psicológica. Así como la luna brilla en el firmamento tiene dos caras, la que se ve y la que no se ve, así también dentro de nosotros la luna psicológica tiene dos aspectos: el que es visible a simple vista mediante el sentido de la Auto-observación psicológica y aquel que a simple vista no es visible, oculto, desconocido, incógnito. Sin embargo, éste último se torna visible cuando el sentido psicológico se ha desarrollado hasta el máximo. Creo que ustedes, Hermanos, van entendiendo pues, todas estas cosas. Ahora tienen que lanzar la carga contra los “agregados” psíquicos de la parte visible de su Luna Psicológica. Mucho más tarde en el tiempo, habrán de lanzarse contra los elementos indeseables de la Luna Negra, esos que a simple vista no se ven. Muchos santos lograron aniquilar a los “agregados” psíquicos de la parte visible de su Luna Psicológica, mas nunca supieron nada sobre los elementos indeseables de la otra cara de su Luna y, aunque se sumergieron en el Nirvana, en el Maha–Para –Nirvana, debieron retornar más tarde para continuar su trabajo con la cara oculta de su Luna Psicológica”.

“En todo caso, que se trate del aspecto meramente visible de la Luna Psicológica o de la oculta, los elementos para el trabajo tenemos que encontrarlos en los hechos concretos de la vida práctica. Así que no se me escapen, no traten de evadirse de la vida real, deben ser más prácticos si es que quieren en verdad desintegrar el Ego. Conforme lo vayan haciendo, a medida que el “agregado” psíquico se vaya pulverizando, la Esencia contenida en los mismos se irá emancipando. Ese es el camino para cristalizar en nosotros eso que se llama Alma, habrán de pasar ustedes todos por grandes crisis morales. No es esto de mero intelecto, no. No se trata de simple demagogia, de vana palabrería insustancial de charla ambigua, no. Repito lo que ya dije y aunque me vuelva cansón: si el agua no hierve a cien grados, no se cocina lo que tiene que cocinarse, no se desintegra lo que debe desintegrarse. Así que si no pasamos por espantosas crisis emocionales, al “Yo” del amor propio que muy escondido estaba en los repliegues más profundos de mi psiquis, sentí gran dolor; hube de pasar por grandes crisis emocionales.”

“Sufrí mucho, sí, mucho, y me arrepentí de verdad. Entonces conseguí que Devi Kundalini Shakti pulverizara tal elemento indeseable. Cuando descubrí que había por ahí un demonio muy perverso que sentía ira y que venía de tiempos muy antiguos, sufrí lo indecible, pasé por horribles crisis emocionales, sentí vergüenza de mí mismo, conseguí que Kundalini Shakti pulverizara tal elemento psíquico abominable. Así pues, no se escapen; los elementos indeseables los encontrarán ustedes en el terreno de la vida práctica. Todo lo que se necesita es estar alerta y vigilante como el vigía en época de guerra”.

“Estamos hablando sí, estamos hablando, pero tal vez ¿qué palabras estoy diciendo? Así que debemos estar alertas con nuestras palabras. Tenemos emoción, sí tenemos. ¿Qué clase de emoción? Tal vez estamos emocionados por algún tango cuando escuchamos las canciones de Carlos Gardel. ¿Qué clase de emociones tenemos? ¿Son buenas? ¿O malas? ¿Serán emociones altas o simplemente inferiores? Eso de salir en una fiesta movida por emociones inferiores, bailando algo meramente profano ¿Qué está indicando? Si nosotros no extirpamos, no hacemos sangrar con el cuchillo de la autocrítica las emociones inferiores, no será posible que se desarrolle en nosotros el Centro Emocional Superior que tan necesario es, precisamente, para recibir los mensajes que vienen de los mundos superiores.”

“Así que es en la vida donde debemos Auto-descubrirnos, tenemos que estar acechando nuestras propias palabras, nuestros propios pensamientos, nuestras propias ideas. Que de pronto llega a la mente un pensamiento lujurioso, una escena morbosa, ¿ustedes creen que habrá llegado así porque sí? ¿Qué indica esto? No hay duda que tras ese cine nefasto de la mente, tras esa procesión de formas morbosas, algún “Yo” de lujuria está en actividad. Si hay “Yoes” de lujuria, y se apoderan de los rollos esos que almacenamos en el cerebro, cuadros de recuerdos y de formas pasionarias, luego proyecta el cine, proyecta tales rollos sobre la pantalla del entendimiento. Si uno se identifica con esas escenas morbosas fortifica también a tales “Yoes”. Así que si en un instante de esos somos asaltados por pensamientos de esa clase, se hace indispensable invocar a la Divina Madre Kundalini para que con su flamígero poder extraordinario, reduzca a polvo a tal “Yo”.”

“Si no procedemos así, si antes nos identificamos con el mismo, si las escenas de lujuria nos encantan, entonces en vez de ser disueltos, tal “Yo” se fortificará extraordinariamente. Cada uno de nosotros tiene la Conciencia embotellada entre todos esos personajes de los distintos dramas, escenas y comedias de la vida. Cada uno de nosotros tiene la Conciencia embotellada entre los Egos. Reduzcamos los Egos a polvo y la Conciencia será libre. Una Conciencia libre es una Conciencia Iluminada, es una Conciencia que puede ver, oír y palpar las grandes realidades de los mundos superiores, es una Conciencia Omnisciente y Divinal”.

“El día en que ustedes hayan aniquilado el Ego en su totalidad, lo último que deberán aniquilar es ¿qué? Los gérmenes del Ego. Muerto el Ego quedan los gérmenes, son terriblemente malignos. Esos gérmenes también deben ser desintegrados, reducidos a cenizas. Necesitamos tomar posesión de sí mismos si es que queremos ser Reyes y Sacerdotes de la naturaleza según la Orden de Melquisedec. Y no podríamos tomar posesión de sí mismos en tanto continuara la Conciencia embutida entre los diversos elementos indeseables de la psiquis. La Conciencia que ha tomado posesión de sí misma es una Conciencia libre, una conciencia que ha tomado posesión de sí misma es admitida en la orden de Melquisedec; es una Conciencia Omnisciente como iluminada, perfecta. Eso es lo que nosotros necesitamos. El día que ustedes hayan tomado, dijéramos, Conciencia Iluminada, el día que ustedes se hayan hecho libres de verdad, ese día también habrán cristalizado eso que se llama Alma y serán todos Alma. Hasta sus cuerpos físicos se volverán Alma, estarán cargados de atributos y poderes cósmicos, poderes que divinizan”.

Me impresionó sobre manera lo que el Maestro trató sobre el alma. Siempre la gente ha creído que el alma es inmortal. Y los principios religiosos, los escritos de Platón y las afirmaciones de muchos hombres reconocidamente inteligentes, nos aseguran un alma inmortal. Pero la gente tiene la Conciencia dormida y sobre este tema no conoce qué es el alma inmortal. ¿Quiere decir esto que estoy contradiciendo a Platón? Podría aclarar muchos puntos para que podamos entender a Platón. Lamentablemente las gentes están obcecadas por sus propias ideas y mientras se esté en semejante condición no se podrá entender nada.

Pero podemos observar un hecho: si el alma fuera una cosa que tenemos asegurada naturalmente, los escritos religiosos no existirían en aquello que debemos esforzarnos por salvarla. Ni habría necesidad de filosofía o religiones. Lo sabríamos directamente y nadie temería a la muerte como le teme. Sin embargo, mucho de los que mueren, mueren convencidos de que su alma va a sobrevivir. El ser humano está convencido de muchas cosas. Hubo un tiempo en que estuvo convencido que la Tierra era plana. Si escudriñamos los Evangelios, vemos que se dice en ellos claramente: “¿De qué valdrá ganar el mundo si vas a perder el alma?

Durante los siguientes días mi amigo y yo, tratamos estos asuntos. Queríamos comprender la última plática del Maestro y revisábamos a menudo lo que nos había enseñado. Orillamos frecuentemente el tema. Fui cayendo en cuenta que para abordar estas enseñanzas honestamente, primero, era indispensable, despertar, porque basándonos en meros razonamientos no daríamos un paso hacia la comprensión de estas. Claro, que esto de despertar es algo difícil, pero no imposible.

Despertar es un continuo esfuerzo, un permanente andar a ciegas durante mucho tiempo hasta que logramos comprende nuestras falacias. Entonces se advierten las posibilidades latentes en el hombre. Es algo que uno sabe por sí mismo, no se necesita que se lo diga o interprete nadie. Entonces uno ya no anda a ciegas. Sabe hacia dónde va y sabe por qué hace todo cuanto hace. Esto hace que nos preguntemos: ¿podemos ser cristianos verdaderamente si tenemos la Conciencia dormida? Creemos que sí, pues, tenemos la ilusión de estar despiertos, de ser seres superiores...









Cómo transformar verdaderamente nuestra vida

E
se 20 de agosto de 1972, dos horas antes de asistir a la conferencia del Maestro, estuvimos reunidos en el Lumisial, los miembros de la Primera Cámara estábamos siendo instruidos sobre la conservación de la energía creadora; y se nos decía cómo debemos dominar nuestra naturaleza sexual inferior. Decía el Instructor que esa energía es el vapor que se levanta de la superficie de nuestro fluido seminal. En esta plática, después de haberla reflexionado, capté que esta energía implanta en nosotros sus ideales y su instrucción, cuestión que nos permitirá no tener en cuenta la opinión de los amos del mundo; y la vieja herencia de ilusión cede su lugar a esta fuerza de la energía jerárquica, y así seremos regidos por el progenitor de la creación, y no por las ideas o conceptos de las gentes de este mundo mecánico. “Como el hombre no es más que un fragmento de la Realidad –dijo el Instructor- ha de tratar de recuperar su propia herencia perdida, aspirando a alcanzar la Conciencia de cuando respondía a esta energía determinativa de la Realidad, o sea, Dios”.

Es obvio que para realizar todo esto es indispensable conocernos a sí mismos. Así, el “Conócete a ti mismo”, escrito en el portal del templo de Delfos, significa conocer a nuestro Padre que está en secreto. Porque Éste posee toda la sabiduría acumulada, resultante de todas las experiencias del Hombre desde que entró en la materia. Recuperar esa herencia perdida, esa fuerza sexual, es el único modo y medio que nos unirá a nuestro poder supremo y a la Aurora de la Juventud. Pero el significado más profundo de todo esto, es Trabajar, bajo el “manto protector” de nuestro Padre; libertarnos de las fuerzas de este mundo anormal; obtener la actividad del Padre y dar a otros lo que poseemos y redimirlos.

En el conducto seminal existe un centro de inteligencia atómica completamente ignorado por esta humanidad decadente; los átomos del mismo se agrupan alrededor de sus propios asientos de conciencia. Estos centros nos inculcan veneración hacia todos los esfuerzos creadores. Esto quiere decir que, si somos tan éticos como ellos, recibiremos instrucción con respecto a nuestro bienestar ético. Los judíos tienen esto, fuertemente, grabado en su raza; porque ellos veneran el valor de cosas éticas, tales como los Libros Sagrados, las tradiciones, etc. De la misma manera, un poeta chino se inclinará reverente ante un gran libro, antes de leerlo.

Esta clase de veneración, que estos átomos poseen, si los tenemos en abundancia, hará que reverenciemos las cosas santas; si una persona no tiene esos átomos, no la reverenciamos. Así, el hombre santo es reconocido en Oriente, cuando posee esa cualidad, porque evoca en otros su espíritu de reverencia. Si nuestros padres, por ejemplo, no poseen tales átomos, no los reverenciamos, aunque los queramos. Es una cualidad inconsciente, que el estudiante siente, sin darse cuenta de su significado; pero más tarde, en virtud de su asociación con tales átomos, en su conducto seminal, se dará cuenta del por qué reverencia a las cosas sagradas.

Después de concluida esta reunión, todos nos dirigimos a la “Sala Múltiple de la Universidad Central”, donde el V. M. Samael Aun Weor, ese día nos instruiría con la siguiente conferencia:

“Nuestro tema está relacionado con la cuestión de la transformación de uno mismo. En pasadas pláticas tratamos sobre la importancia que tiene la vida en sí misma; dijimos también que un hombre es lo que es su vida, y que esta es como una película, que al desencarnar nos la llevamos para vivirla en forma retrospectiva en el Mundo Astral, y al retornar la traemos para proyectarla otra vez sobre el tapete del Mundo Físico. Es claro que la Ley de Recurrencia existe y que todos los acontecimientos se repiten, que todo vuelve realmente a ocurrir tal como sucedió, más las consecuencias buenas y malas. Eso es obvio. Ahora bien, lo importante es comprender la Transformación de la Vida, y esto es posible si uno se lo propone profundamente. Transformación: significa que una cosa cambia en otra cosa diferente. Es lógico que todo es susceptible de cambios. Existen transformaciones muy conocidas de la materia. Nadie podría negar, por ejemplo, que el azúcar se transforma en alcohol, y que el alcohol a su vez se convierte en vinagre por la acción de los fermentos. Esta es la transformación de una sustancia molecular en otra molecular. Ustedes saben que en la nueva química de los átomos y elementos, el radio por ejemplo, se transforma lentamente en plomo”.

“Los Alquimistas de la Edad Media hablaban de la transmutación del plomo en oro; sin embargo, no siempre aludían a la cuestión metálica meramente física; normalmente querían indicar con tal palabra, la transmutación del plomo este de la personalidad en el oro del Espíritu. Así pues, conviene que reflexionemos en todas estas cosas. En los Evangelios la idea del hombre terrenal comparado éste a una semilla capaz de crecimiento, tiene la misma significación, como la tiene la idea de Renacimiento en el Hombre que nace otra vez. Sin embargo, es obvio que si el grano no muere, la planta no nace. En toda transformación existe muerte y nacimiento, o muerte y resurrección.”

“En la Gnosis consideramos al hombre como una fábrica de tres pisos que absorbe normalmente tres alimentos:
1. El alimento común: Normalmente corresponde el piso inferior de la fábrica, a la cuestión esta del estómago.
2. El aire: Naturalmente está en el segundo piso que se halla relacionado con los pulmones.
3. Las impresiones: Indubitablemente, están íntimamente asociadas al cerebro o tercer piso.”

“Esto es cuestión de observación ¿verdad?. El alimento que comemos sufre sucesivas transformaciones, esto es incuestionable. El proceso de la vida en sí misma, por sí misma, es la transformación. Cada criatura del Universo vive mediante la transformación de una substancia en otra. El vegetal, por ejemplo, transforma el aire, el agua, las sales de la tierra en nuevas sustancias vitales, en elementos útiles para nosotros, como son por ejemplo las nueces, las frutas, las papas, los limones, las limas, los guisantes, etc. Así pues, todo es transformación. Por la acción de la luz solar y variados fermentos de la naturaleza es incuestionable que la sencilla película de vida, que normalmente se extiende hacia el interior mismo del mundo planetario en que vivimos. Cada planta, cada insecto, cada criatura, el mismo “animal intelectual”, equivocadamente llamado hombre, absorbe, asimila determinadas fuerzas cósmicas y luego las transforma y retransmite inconscientemente a las capas interiores del organismo planetario. Tales fuerzas transformadas se hallan íntimamente relacionadas con toda la economía de este organismo planetario en que vivimos. Indubitablemente, cada criatura, según su especie, transforma determinadas fuerzas que luego retransmite al interior de la tierra para la economía de este Mundo; también las demás criaturas de las distintas especies, las plantas, etc., cumplen la misma función. En todo existe transformación; así pues, la epidermis, dijéramos, de la Tierra es un órgano de transformación.”.

“Cuando comemos un alimento tan necesario para nuestra subsistencia, este es transformado, claro está, etapa tras etapa, en todos esos elementos vitales tan indispensables para nuestra misma existencia. ¿Quién realiza dentro de nosotros este proceso de transformación de las sustancias? El Centro Instintivo... ¡Tan sabio es tal centro! Realmente nos asombramos de la sabiduría de dicho centro. La digestión en sí misma es transformación. Todo alimento tomado en el estómago, es decir, en la parte inferior de esta fábrica de tres pisos que es el organismo humano, sufre transformación. Si un alimento, por ejemplo, pasara por el estómago y no se transformará, el organismo no podría asimilar sus principios vitamínicos, ni sus proteínas, eso sería sencillamente una indigestión. Así, conforme nosotros vamos reflexionando en esta cuestión, llegamos a comprender la necesidad de pasar por una transformación. Claro está que los alimentos físicos se transforman, pero hay algo que nos invita a la reflexión y es esto de la Transformación adecuada de las Impresiones”.

“Para el propósito de la naturaleza propiamente dicha, no hay necesidad alguna que el “animal intelectual”, equivocadamente llamado hombre, transforme realmente las impresiones. Pero, un hombre puede transformar sus impresiones por sí mismo si posee naturalmente conocimientos, de fondo esotérico, y comprender el por qué de esa necesidad; resultaría magnífico transformar las impresiones. La mayoría de las gentes, en el terreno de la vida práctica, creen que este mundo físico les va a dar exactamente lo que anhelan y buscan. Realmente, esta es una tremenda equivocación. La vida en sí misma, entra en nosotros, en nuestro organismo, en forma de meras impresiones. Lo primero que realmente debemos comprender es el significado de este trabajo esotérico relacionado íntimamente con la cuestión de las impresiones. ¡Que necesitamos transformarlas es verdad!”

“Uno no podría realmente transformar su vida si no transformara las impresiones que llegan a la mente. ¡Reflexionen ustedes en lo que aquí estamos diciendo! No existe realmente tal cosa como la vida externa; ya lo se que estamos hablando de algo muy revolucionario, pues todo el mundo cree que el físico es lo real; pero si vamos un poquito más al fondo, lo que realmente estamos recibiendo a cada instante, en cada momento, son impresiones”.

“Vemos a una persona que nos agrada o que nos desagrada y lo primero que obtenemos son impresiones de esa naturaleza. Eso no lo podemos negar. La vida es una sucesión de impresiones, no como creen muchos “ignorantes ilustrados”, una cosa sólida, física, de tipo exclusivamente material. La realidad de la vida son sus impresiones.”

“Claro está que las ideas que estamos emitiendo resultan ciertamente muy difíciles de capturar, de aprehender. Constituye un muy trabajoso punto de intersección. Es posible que ustedes tengan la certeza que la vida que tienen existe como tal y no como sus impresiones. Están tan sugestionados ustedes con el mundo físico que obviamente así lo entienden. La persona que vemos sentada, por ejemplo, en una silla, con tal o cual traje de color, aquel que nos sonríe más allá, aquel que hace señas, etc., son para nosotros cosas reales, ¿verdad? Pero si meditamos profundamente en todos ellos, llegamos a la conclusión que lo real son las impresiones. Estas como ya dije, llegan a la mente a través, claro está, de las ventanas de los sentidos. Si no tuviéramos, por ejemplo, ojos para ver, ni oídos para oír, ni tacto para tocar, ni olfato para oler, ni siquiera boca para gustar los alimentos que entran en nuestro organismo, ¿existiría acaso, para nosotros eso que se llama Mundo Físico? ¡Claro que no, absolutamente no! La vida nos llega en forma de impresiones y es ahí, precisamente ahí, donde existe la posibilidad de trabajar sobre nosotros mismos”.

“Ante todo ¿qué debemos hacer? Hay, pues, que comprender el trabajo que debemos hacer. Si no hiciéramos este trabajo en forma correcta, ¿cómo podríamos lograr una transformación psicológica en sí mismo? Es obvio que el trabajo que vamos a realizar sobre sí mismo debe ser sobre las impresiones que estamos recibiendo a cada instante, a cada momento. A menos que uno aprenda, que lo capte, etc., nunca comprendería el significado que el trabajo es llamado el “Primer Choque Consciente”. Es lo que se relaciona con esas impresiones que son todo cuanto conocemos del mundo exterior que estamos recibiendo, que tomamos como si fueran las verdaderas cosas, las verdaderas personas. Necesitamos transformar estos aspectos psicológicos de nuestra psiquis, obviamente, necesitamos trabajar sobre las impresiones que entran en nosotros. ¡Claro está!”.

“¿Por qué llamamos al trabajo de la transformación de las impresiones “el Primer Choque Consciente”? Por un motivo, mis queridos hermanos Gnósticos: Porque sencillamente es algo que en modo alguno podríamos efectuar en forma meramente mecánica, eso jamás podría hacerse mecánicamente, se necesita de un esfuerzo auto-consciente”.

“Es claro que un aspirante Gnóstico que comience a comprender esta clase de trabajo, obviamente por tal motivo comienza a dejar de ser un hombre mecánico que sirve exclusivamente a los fines de la naturaleza. Una criatura absolutamente aburrida que sencillamente no es más que una empleada de la naturaleza, para los fines económicos de la misma, los cuales realmente no sirven en modo alguno a los intereses de nuestra propia auto-realización íntima. Ustedes comienzan ahora a comprender el significado de todo cuanto estamos enseñando. Si piensan ahora en el significado de todo cuanto se les enseña aquí por la vía del esfuerzo propio, empezando con la observación de sí mismos, verán sin duda que el lado práctico del trabajo esotérico todo se relaciona íntimamente con la transformación de las impresiones y lo que resulta naturalmente de las mismas”.

“El trabajo, por ejemplo, sobre las emociones negativas, sobre los estados de ánimo enojosos, sobre la cuestión ésta de la identificación, sobre la mentira, sobre la auto-justificación, sobre la disculpa, sobre los estados inconscientes en que nos encontramos, se relacionan en todo con la transformación de las impresiones y de lo que resulta de ella. Así convendrá que en cierto modo el trabajo sobre sí se compare sobre la disección en el sentido de que es una transformación”.

“Quiero que ustedes reflexionen profundamente en esto, comprendan pues, lo que es el Primer Choque Consciente. Es preciso formar un instrumento de cambio en el lugar de entrada de las impresiones. ¡No lo olviden! Si mediante la comprensión del trabajo, ustedes pueden aceptar la vida como trabajo realmente esotérico, entonces estarán en un estado constante de Recuerdo de sí mismo. Este estado de Conciencia de sí mismo les llevará a ustedes naturalmente al terreno viviente de la transformación de las impresiones. Y así normalmente o supranormalmente, dijéramos mejor, a la de una vida distinta en lo que a ustedes naturalmente respecta. Es decir, ya la vida no obrará más sobre todos ustedes como lo hacía antes, comenzarán ustedes a pensar y a comprender de una manera nueva y esto es el comienzo naturalmente de su propia transformación. Porque mientras ustedes sigan pensando de la misma manera, tomando la vida de la misma manera, es claro que no habrá ningún cambio en ustedes”.

“Transformar las impresiones de la vida es transformarse uno mismo; esta misma manera de pensar enteramente nueva, puede efectuarlo. Todo cambio en ustedes depende exclusivamente de una forma radical de transformación. Si uno no se transforma, nada logra. Comprenderán ustedes que la vida nos exige reaccionar continuamente. Todas esas reacciones forman nuestra vida, nuestra vida personal. Cambiar la vida de uno no es cambiar las circunstancias meramente externas, es cambiar realmente las propias reacciones. Pero si no vemos que la vida exterior nos llega como meras impresiones que nos obliga incesantemente a reaccionar, en una forma más o menos estereotipadas, no veremos dónde empieza el punto que realmente posibilita un cambio y dónde es posible trabajar”.

“Las reacciones que forman nuestra vida personal son casi todas de tipo negativo, entonces también nuestra vida será negativa. La vida consiste principalmente en una serie sucesiva de reacciones negativas que dan como respuesta incesante a las impresiones que llegan a la mente, luego, nuestra tarea consiste en transformar las impresiones de la vida de modo que no provoquen ese tipo de reacciones negativas a que estamos tan acostumbrados; pero para lograrlo es necesario estarnos auto-observando de instante en instante, de momento en momento; es urgente pues, estar estudiando nuestras propias impresiones. No se puede dejar que las impresiones lleguen de un modo negativo mecánico; los que lo hacen, equivale a empezar la vida empezar a vivir más conscientemente”.

“El individuo puede permitir darse el lujo que las impresiones lleguen mecánicamente, pero si no comete semejante error y transforma esas impresiones, entonces comienza a vivir conscientemente. Por eso se dice que ese es el Primer Choque Consciente; tal Primer Choque Consciente radica precisamente en la transformación de las impresiones que llegan a la mente. Si no se consigue transformar las impresiones que llegan a la mente en el momento mismo de su entrada, siempre se puede trabajar en el resultado de las mismas; ahí, claro está, no producen sus efectos mecánicos, que siempre suelen ser desastrosos en el interior de nuestra psiquis. Todo ello requiere de un sentimiento definido, una vibración definida del trabajo, una valorización de la enseñanza. Porque significa que este trabajo esotérico Gnóstico debe ser llevado hasta el punto donde entran las impresiones y son distribuidas mecánicamente a su lugar acostumbrado en la personalidad para evocar las antiguas reacciones”.

“Quiero que ustedes vayan entendiendo un poquito más; voy a tratar de simplificar a fin de que ustedes puedan entender. Pondré un ejemplo: Si arrojamos una piedra a un lago cristalino, en el lago se producen impresiones dadas por la piedra, son las reacciones, se manifiestan en ondas que van desde el centro hasta la periferia, ¿verdad? Bueno, ahora lleven ustedes ese ejemplo a la mente; imagínesela por un momento como a un lago, de pronto aparece la imagen de una persona; esa imagen es como la piedra de nuestro ejemplo que llega al lago de la mente; entonces la mente reacciona, ¿verdad? Las impresiones son las que producen la imagen que llega a la mente, las reacciones son las respuestas a tales impresiones. Si ustedes tiran una pelota contra un muro, el muro recibe la impresión, luego viene la reacción que consiste en el regreso de la pelota hacia quien la mandó; bueno, puede que no llegue directamente, pero de todas maneras rebota la pelota y eso es reacción, ¿verdad?”

“El mundo, pues, está formado por impresiones. Por ejemplo, nos llegan las imágenes de una mesa. Su imagen es la que llega a la mente a través de los sentidos; no podemos decir que ha llegado la mesa o que la mesa se ha metido en nuestro cerebro, eso sería absurdo; pero sí está metida la imagen de la mesa, entonces nuestra mente reacciona inmediatamente diciendo: “Esta es una mesa, y es de madera o de metal, etc.”. Bien, ahora, hay impresiones que no son muy agradables, por ejemplo, las palabras de un insultador, por cierto bastante de moda, ¿no? ¿Podríamos transformar esas palabras del insultador? No. Las palabras son como son, entonces ¿qué podríamos hacer? Transformar las impresiones que tales palabras producen. Sí, eso sí es posible”.

“La enseñanza Gnóstica nos enseña a Cristalizar la Segunda Fuerza, es decir, el Cristo en nosotros, mediante un postulado que dice: “Hay que recibir con agrado las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes”. He aquí el modo de transformar las impresiones que producen en nosotros las palabras de un insultador; recibir con agrado las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes, este postulado nos llevará naturalmente a la cristalización de la segunda fuerza, es decir, el Cristo en nosotros; hacer que el Cristo venga a tomar forma en nosotros. Es un postulado sublime, esotérico en un ciento por ciento.”

“Ahora bien, si del mundo físico no conocemos sino las impresiones, entonces propiamente el mundo físico no es tan externo como creen las gentes. Con justa razón dijo Don Emmanuel Kant: “Lo exterior es lo interior”. Así pues, si lo interior es lo que cuenta, debemos transformar lo interior. Las impresiones son interiores, así pues, todos los objetos, las cosas, todo lo que vemos, existen en nuestro interior en forma de impresiones, nada cambia en nosotros; la lujuria, la codicia, el orgullo, etc., existe en forma de impresiones dentro de nuestra psiquis que vibran incesantemente. El resultado mecánico de tales impresiones ha sido todos esos elementos inhumanos que llevamos dentro y que normalmente los hemos llamado “Yo” o “Yoes” que en su conjunto constituyen el "Sí Mismo", "Mí Mismo".

“Supongamos que un individuo, por ejemplo, vea una mujer provocativa y que no transforma sus impresiones, el resultado será que las mismas, de tipo naturalmente lujuriosas, producen en él el deseo de poseerla; tal deseo viene a ser el resultado de tipo mecánico de la impresión que reciba y se viene a cristalizar, a tomar una forma en nuestra psiquis, se convierte en un agregado más, es decir, en un elemento inhumano, en un nuevo “Yo” de tipo lujurioso que viene a agregarse a la suma ya de elementos inhumanos que en su totalidad constituyen el Ego, el "Mí Mismo", el "Sí Mismo". Vamos a seguir reflexionando, pues: en nosotros existe ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza o gula”.

“Ira: ¿Por qué? Porque muchas impresiones llegaron a nosotros, a nuestro interior y nunca las transformamos, el resultado mecánico de tales impresiones fue de ira, fueron los “Yoes” que aún existen y que viven en nuestra psiquis y que constantemente nos hacen sentir coraje. Codicia: Indudablemente muchas cosas despertaron en nosotros codicia: el dinero, las joyas, las cosas materiales de toda clase, etc. Esas cosas, realmente, esos objetos, llegaron a nosotros en forma de impresiones; nosotros cometimos el error de no haber transformado esas impresiones, pues, en otra cosa diferente, en una atracción por la belleza, o en altruismo, o en alegría por el bien ajeno, etc. Tales impresiones no transformadas, naturalmente se convirtieron en “Yoes” de codicia, que ahora cargamos en nuestro interior. Lujuria: Ya dije que distintas formas de lujuria llegaron a nosotros en forma de impresiones, es decir, surgieron en el interior de nuestra mente imágenes de tipo erótico cuya reacción fue de lujuria. Como quiera que nosotros no transformamos entonces esas ondas lujuriosas, esas vibraciones lujuriosas, esas impresiones, ese sentir lujurioso, ese erotismo malsano, naturalmente que el resultado no se hizo esperar, fue completamente mecánico, nacieron nuevos “Yoes” en el interior de nuestra psiquis, de tipo, claro está, morbosos”.

“Así pues, hoy en día nos toca trabajar sobre las impresiones que tenemos en nuestro interior y sobre sus resultados mecánicos. Dentro tenemos impresiones de ira, codicia, de lujuria, de envidia, de orgullo, de pereza, de gula, etc., etc., etc., y otros tantos “Yoes”. Así tenemos dentro los resultados mecánicos de tales impresiones. Manojos de “Yoes” pendencieros y gritones que ahora necesitamos comprender y eliminar. Todo el trabajo de nuestra vida, debe ser pues el saber transformar las impresiones y también el saber eliminar los resultados mecánicos de impresiones no transformadas en el pasado. El mundo exterior propiamente no existe, lo que existe son las impresiones en nuestro interior y las reacciones a tales impresiones son de tipo completamente interior; nadie podría decir que está viendo un árbol en sí mismo. Está viendo la imagen del árbol, pero no al árbol. “La cosa en sí” como decía Emmanuel Kant, nadie la ve; se ve la imagen de la cosa, es decir, surge en nosotros la impresión sobre un árbol, sobre una cosa, y éstas son internas, de adentro, de la mente si uno no hace una modificación de sus propias impresiones internas el resultado mecánico no se deja esperar; es el nacimiento de nuevos “Yoes” que vienen a esclavizar aún más nuestra Esencia, a nuestra Conciencia, que viene a intensificar el sueño en que vivimos.”

“Cuando uno comprende realmente que todo lo que existe dentro de uno mismo, en relación al mundo físico, no son más que impresiones, comprende también la necesidad de transformar esas impresiones, y al hacerlo produce la transformación total de uno mismo”.

“No hay cosa que más duela que la calumnia, las palabras de un insultador; si uno es capaz de transformar las impresiones que le producen a uno tales palabras, pues esas quedan entonces sin valor ninguno, es decir, quedan como “un cheque sin fondo”. Ciertamente las palabras de un insultador no tienen más valor que el que le dé el insultado; si el insultado no le da valor a tales palabras, las mismas quedan sin valor, repito, quedan como “un cheque sin fondo”. Cuando uno comprende eso, transforma entonces las impresiones de tales palabras, por ejemplo, en algo distinto, en el amor, en compasión para el insultador, y eso naturalmente significa transformación.”

“Así necesitamos estar transformando incesantemente las impresiones, no sólo las presentes sino las pasadas. Dentro de nosotros existen muchas impresiones que cometimos el error en el pasado de no haberlas transformado, y muchos resultados mecánicos de las mismas que son los tales “Yoes” que ahora hay que desintegrar, aniquilar a fin de que la Conciencia quede libre y despierta”.

“Quiero que ustedes reflexionen más seriamente en lo que estoy diciendo. Las cosas, las personas no son más que impresiones dentro de ustedes, dentro de sus mentes. Si ustedes transforman esas impresiones, transforman las vidas de ustedes. Cuando hay, por ejemplo, orgullo. Eso tiene por basamento la ignorancia. ¿De qué puede sentirse orgullosa una persona? ¿De su posición social? ¿De su dinero? ¿Dé qué? Si esa persona piensa que su posición social es una cuestión meramente mental, que son una serie de impresiones que han llegado a su mente, impresiones sobre su estado social, dinero, cuando piensa que ese estado no es más que una cuestión mental, o cuando analiza, pues, la cuestión del dinero, viene a darse cuenta que este en sí mismo existe en la mente en forma d impresiones.”

“Las impresiones que produce el “Yo”, claro está, si analiza esto a fondo, si comprende realmente que el dinero y la posición social no son más que impresiones internas de la mente; con el sólo hecho de comprender que son impresiones de la mente, hay transformación de las mismas, entonces el orgullo por sí mismo cae, se desploma, nace en forma muy natural dentro de nosotros la humildad”.

“Continuando así con esos procesos de transformación de las impresiones, proseguiré con algo más. Si, por ejemplo, una imagen lujuriosa de una mujer llega a la mente o surge en la mente, tal imagen es una impresión, obviamente. Nosotros podríamos transformar esa impresión lujuriosa mediante la comprensión. Bastaría con que pensemos en que la citada imagen es perecedera, que esa belleza es por lo tanto ilusoria. Si recordáramos en ese instante que esa mujer ha de morir y que su cuerpo se va a volver polvo en el panteón y con la imaginación viésemos su cuerpo en estado de desintegración dentro de la sepultura; sería esto más que suficiente como para transformar esa impresión lujuriosa en castidad. Resultado, no surgirían en la psiquis humana más “Yoes” de lujuria. Así pues, conviene que mediante la comprensión transformemos las impresiones que surgen en la mente. Creo que van entendiendo que el mundo exterior no es tan exterior como normalmente se cree. Es interior”.

“Todo lo que nos llega del mundo exterior, no son más que impresiones externas. Nadie podría meter un árbol dentro de su mente, una silla, una casa, un palacio, una piedra; todo llega a nuestra mente en forma de impresiones eso es todo, impresiones de un mundo que llamamos exterior y que realmente no es tan exterior como se cree. Conviene, pues, que nosotros transformemos las impresiones mediante la comprensión. Si alguien nos saluda, nos alaba, ¿cómo transformaríamos la vanidad que tal adulador podría provocar en nosotros? Obviamente, las alabanzas, las adulaciones, no son más que impresiones que llegan a la mente y esta reacciona en forma d vanidad; pero si se transforman tales impresiones, la vanidad se hace imposible. ¿Cómo se transformarían, pues, las palabras de un adulador? ¿Los términos de alabanza? ¿De qué forma? Mediante la comprensión”.

“Cuando uno realmente comprende que no es más que una infinitesimal criatura en un rincón del Universo, de hecho transforma por sí mismo tales impresiones de alabanza, de lisonja en algo distinto; convierte a tales impresiones en lo que son: polvo, polvareda cósmica, porque comprende su propias posición. Ya sabemos que nuestro planeta Tierra es un grano de arena en el espacio; pensemos en la Galaxia en que vivimos, compuesta por miles y millares de mundos. ¿Qué es la Tierra? Es una mísera partícula de polvo en el infinito. ¿Y qué somos nosotros? Unos microorganismos de esa partícula. ¿Entonces qué? ¿Qué surgiría de nosotros con esa comprensión? La humildad, es claro, y esta obviamente produciría una transformación de las impresiones que se relacionan con la lisonja y la adulación o alabanza, y no reaccionaríamos como resultado en forma de orgullo. ¿Verdad?”

“Cuanto más reflexionemos en esto, vemos más y más la necesidad de una transformación completa de las impresiones. Todo lo que vemos externo es interno. Pero si no trabajamos con lo interior vamos por el camino del error, por que no modificaríamos entonces nuestra vida. Si queremos ser distintos necesitamos transformarnos íntegramente y si queremos transformarnos, debemos empezar por transformar las impresiones. Ahí está la clave para la transformación radical, definitiva. En la misma transformación sexual, hay transformación de las impresiones. Transformamos las impresiones animales, bestiales en el elemento de la devoción, entonces surge en nosotros la transformación sexual, la transmutación”.

“Incuestionablemente esta cosa de las impresiones merece verse en forma clara y precisa. La personalidad que hemos recibido o hemos adquirido, recibe las impresiones de la vida, pero no las transforma porque prácticamente es algo muerto. Si las impresiones cayeran directamente sobre la Esencia, es obvio que serían transformadas, porque de hecho ella las depositaría en el centro correspondiente de la máquina humana.”

“La personalidad es el término que se aplica a todo cuanto adquirimos; es claro que traduce todas las impresiones de todos los lados de la vida de un modo limitado y prácticamente estereotipado, con arreglo a su calidad y asociación. A este respecto en el trabajo se compara a veces a la personalidad con una pésima secretaria que está en la habitación de frente, que se ocupa de todas las ideas, conceptos, preconceptos, opiniones y prejuicios; tiene muchísimos diccionarios, enciclopedias de todo género, libros de referencia, etc., y está en comunicación con los tres centros, es decir, el Mental, el Emocional, y los centros físicos, con arreglo a sus inusitadas ideas y como consecuencia o corolario resulta de ello que se pone en comunicación casi siempre con centros equivocados, es decir, a centros que no le corresponde, y producen, naturalmente, resultados equivocados”.

“Pondré un ejemplo para que ustedes me puedan entender mejor: Supongamos que una mujer atiende con mucha consideración y respeto a un caballero; claro, las impresiones que el caballero está recibiendo en su mente son recibidas con la personalidad, y ésta las envía a centros equivocados; normalmente las manda al Centro Sexual, entonces este caballero llega a creer firmemente que la dama está enamorada de él, y como es lógico, no tarda mucho tiempo en que él se apresure a hacerle insinuaciones de tipo amoroso. Indubitablemente, si aquella dama jamás ha tenido aquella clase de preocupaciones por el caballero, no deja de sentirse con mucha razón sorprendida. Ese es el resultado de una pésima transformación de las impresiones”.

“Vean ustedes cuán mala secretaria es la personalidad. Indubitablemente, la vida de un hombre depende de esta mala secretaria que busca mecánicamente la transformación en sus libros de referencia, sin comprender en absoluto lo que significa en realidad, y la trasmite en consecuencia sin preocupaciones por lo que pueda ocurrir, pero sintiendo únicamente que está cumpliendo con su deber. Esta es nuestra situación interior”.

“Lo que importa comprender en esta alegoría es que la personalidad humana que nosotros adquirimos y debemos adquirir, empieza a hacerse cargo de nuestra vida, esto es algo demasiado importante. Incuestionablemente, es inútil imaginar que esto sucede a ciertas y determinadas personas, les sucede a todos. Quien quiera que sea, se halle en la observación de sí, en posición de un número característico de reacción a las múltiples impresiones de la vida entrante. Estas reacciones mecánicas, desgraciadamente nos gobiernan. Es claro que cada cual en la vida está gobernado, es decir, a la vida misma, no importa que se llame liberal o conservador, revolucionario o bolchevique, etc., bueno o malo en el sentido ordinario. Es obvio que estas reacciones ante los impactos del mundo exterior constituyen nuestra propia vida. La humanidad en este sentido, podemos decir en forma enfática, que es completamente mecanicista”.

“Cualquier hombre en la vida se ha formado una cantidad de reacciones que vienen a ser las experiencias prácticas de su existencia. Es claro que como toda acción produce una reacción, acciones de cierto tipo vienen a producir reacciones de cierto tipo y a tales reacciones se les llama experiencias. Lo importante seria conocer nuestras acciones y reacciones, poder relajar la mente. Esto del relajamiento mental es magnífico; acostarse cómodo en su lecho o en un sillón, relajar todos sus músculos pacientemente y luego vaciar la mente de toda clase de pensamientos, deseos, emociones, recuerdos. Cuando la mente está en silencio podemos conocernos mejor a sí mismos; en tales momentos de silencio y quietud mental, es cuando realmente venimos a verificar en forma directa al crudo realismo de todas las reacciones de la vida práctica”.

“Cuando la mente se encuentra en reposo absoluto, veremos a la multitud de elementos y sub-elementos, acciones y reacciones, deseos y pasiones, etc., como algo ajeno a nosotros, que esperan el instante preciso para poder realizar control sobre nosotros mismos, sobre nuestra personalidad. He aquí el motivo por el cual vale la pena el silencio y la quietud en la mente.”

“Obviamente, la relajación del entendimiento en el sentido más completo de la palabra nos conduce al auto-conocimiento individual. Así es que toda la vida, es decir, la vida exterior, lo que vemos, oímos y vivimos, es para cada persona su reacción a las impresiones que le llegan del mundo físico. Es un gran error pensar que lo que es llamado vida sea una cosa fija, sólida, la misma para cualquier persona. Ciertamente, no hay una sola persona que tenga las mismas impresiones que con respecto a la vida existen en el género humano, son infinitas. La vida, ciertamente, son nuestras impresiones de ella y es claro que nosotros podemos, si nos proponemos, transformar las impresiones; pero como se dijo, esta es una idea muy difícil de comprender debido a que es tan poderoso el hipnotismo de los sentidos”.

“Aunque parezca increíble, todos los seres humanos se hallan en estado de hipnotismo colectivo. Tal hipnotismo es producido por el estado residual del abominable órgano Kundartiguador; cuando se eliminó del ser humano, quedaron diversos agregados psíquicos o elementos inhumanos que en su conjunto constituyen el “Mi Mismo”, el “Sí Mismo”. Estos elementos y sub-elementos, a su vez condicionan a la Conciencia y la mantienen en estado de hipnosis de tipo colectivo. Todo el mundo está hipnotizado.”

“La mente está enfrascada en el mundo de los cinco sentidos que no acierta a comprender cómo podría independizarse de ello, cree firmemente que es un dios. Así es nuestra vida interior, la verdadera vida de pensamiento, de sentimiento, sigue siendo confusa para nuestras concepciones meramente razonativas e intelectivas. No obstante al mismo tiempo sabemos muy bien dónde vivimos realmente, nuestro mundo de sentimientos y pensamientos, y esto es algo que nadie puede negar”.

“La vida son nuestras impresiones. Y estas pueden ser transformadas. Así pues, necesitamos aprender a transformar mejor las impresiones; empero no es posible transformar cosa alguna en nosotros si seguimos pegados al mundo de los cinco sentidos.”

“Como dije en pasadas pláticas, el trabajo le enseña a uno que si somos negativos se debe a culpa propia. Desde el punto de vista sensorial es que esta o aquella persona del mundo exterior a quien uno ve y oye por medio de los ojos y oídos, tiene la culpa; esta persona dirá que nosotros somos los culpables, pero, realmente, la culpa está en las impresiones que nosotros tengamos sobre las personas. Muchas veces pensamos que una persona es perversa cuando en el fondo esa persona es una mansa oveja. Conviene mucho aprender a transformar todas las impresiones que nosotros tengamos sobre la vida, aprender a recibir con agrado las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes”.

Ya en el trabajo practico de esta conferencia del Maestro, fui captando que siempre nuestra mente reacciona contra los impactos del mundo exterior, y percibí en sí mismo, que todas las impresiones hieren a la mente, de tal manera que si nos pegan pegamos, si nos insultan insultamos, si nos invitan a beber, bebemos, si una persona del sexo opuesto nos tienta, caemos, etc. Por lo tanto si queremos una transformación real de nuestra vida, debemos evitar tal reacción, y esto seria posible exclusivamente interponiendo la Conciencia entre la mente y las impresiones.

¿Habría alguna forma, alguna técnica o táctica que permitiese utilizar la Conciencia para interponerla entre las impresiones y la mente? ¿Existe alguna clave que nos permita usar la Conciencia de esa manera? ¿Qué sea la Conciencia que reciba las impresiones y no la mente? ¿Cómo usar la Conciencia? ¿De que modo, que sea ella y nada más que ella la que reciba las impresiones y las transforme?

La clave nos las enseña el Gnosticismo Universal, y por cierto es muy sencilla: “Jamás olvidarnos de sí mismos”, o sea, de nuestro propio Ser. Porque si uno se olvida de su propio Ser Interior en presencia de un insultador, terminamos insultando. Si uno se olvida de su propio Ser, en presencia de una copa de aguardiente, terminamos borracho. Si uno se olvida de su propio Ser en presencia de una persona del sexo opuesto, terminamos fornicando. Cuando uno a prende a “Jamás olvidarse de sí mismo”, indubitablemente se va tornando consciente. Hermoso es que sea la Conciencia la que reciba las impresiones que vienen del mundo exterior, porque la Conciencia puede transformarlas en algo diferente, en elementos creadores, en elementos superlativos del Ser, en fuerzas diamantinas que sirven para el desarrollo de los Chacras, en ígneas fuerzas que sirven para el desarrollo de ciertos poderes que existen en nuestra constitución interior.

Algo muy importante que debemos sacar bien en claro es que todos los “Yoes” que actualmente tenemos (ira, mentira, celos, engreimiento, lujuria, envidia, codicia, resentimiento, etc., etc.) son el resultado de impresiones no digeridas, no transformadas.

Desgraciadamente, la gente no se acuerda de sí misma jamás, por eso es que las impresiones llegan a la mente y permanecen allí sin transformarse, dando origen como es natural, a los agregados psíquicos o “Yoes”, que es necesario desintegrar. Pero, alguien podría darse el lujo de disolver los “Yoes”, mas si se olvida de sí mismo vuelve a crear nuevos “Yoes”. Por eso, “No Olvidarnos Jamás de Sí Mismos”, es algo interesante, pues, origina fuerzas totalmente diferentes a la de sus semejantes, fuerzas distintas, fuerzas que lo hacen a uno un sujeto completamente diferente a los demás. Interesante resulta saber que quienes crean tales fuerzas se tornan distintos; hasta sus potencias de vida se multiplican.






























Sobre cómo vencer nuestra propia entropía

D
ice un viejo fragmento, donde la Diosa Minerva relata la triste historia de la Arcadia: “Cuando el mundo era joven, esta tierra fue la cuna de la Primavera. A medida que esta creció, su aliento dio fragancia y frescura al aire, y éstas se convirtieron en sílfides. Donde quiera que sus sandalias pisaran, brotaban capullos y los cerros y valles resplandecían. Cuando ella cantaba, nacían pájaros que volaban sobre la tierra; y donde quiera ella hablaba las aguas deshacían sus hilos de plata y la seguían. Cuando ella se sentaba y pensaba, pequeños seres nacían, y cuando ella oraba, los Dioses eran creados. Y las flores, los pájaros, las náyades y las sílfides, los pequeños Dioses y los grandes Dioses, trabajando juntos, diseñaron al Hombre. Y cuando el hombre estuvo en pie y sus ojos fueron iluminados de divinidad, contempló la belleza de esta tierra y el espíritu de la poesía le inspiró el nombre de Arcadia”.

“Esta fue la Era en que el hombre era solemne en pensamiento, infantil en deseo, y atrayente a las miradas. Sus ojos brillaban, claramente, y daban sombra a la extensión de su sabiduría. El resplandor de esa Era todavía brilla en las radiantes mentes de los poetas y en el corazón ardiente de los profetas. Esta fue la Edad de Oro; y la Era en que brotó de la música, de la poesía y del amor”.

“Las necesidades del hombre eran sencillas, sus deseos pocos. La vida no corría sobre piernas de acero, ni retumbaba de gargantas de latón; el mundo no se movía por el músculo de la máquina, ni llenaba cada minuto con el cansancio de labores monótonas. Cuando las mañanas amanecían, desplegaban gozos y no tristezas; cuando las noches nacían, y descendía el rocío, el descanso era tranquilo y profundo. La felicidad corría en el hombre como la corriente se desliza cerro abajo, saltando, cantando, chispeando. El amor ardía como suave luz solar, y los pensamientos volaban tan rápidamente como saltarines ciervos. Porque el hombre respetaba un simple credo, a saber: Que la vida le había sido dada para el gozo; que moraba en la radiación de la luz heroica de los Dioses, y que las manos protectoras y fuertes de éstos gobernaban su destino y su comprensión”.

“¡OH, los Dioses, los Dioses! Los exaltados de Arcadia cuyos címbalos son los truenos y las brillantes espadas los relámpagos; quienes en un tiempo, rigieron al hombre con encanto alegre. ¡OH, Júpiter poderoso, juez de todas las cosas! ¿Cuándo volverás a alentar justicia en las mentes de los hombres? El mundo necesita un nuevo manto y una nueva majestad; porque sus vestiduras son harapos, su realeza ha sido destronada. El credo que contenía la nota de la flauta del fauno y la serenidad del crepúsculo veraniego, se ha desvanecido”.

“Atesorábamos la música de los vientos, que soplaban por las compuertas del mundo; atesorábamos la lírica de los pájaros y de las corrientes. Creíamos que la belleza era la gema que engarzaba todas las cosas, y que la sabiduría era el fuego que afluía de esta piedra preciosa. Manteníamos que la sangre de los dioses enriquecía y corría por las venas del hombre. El que tañía la lira con hábiles dedos, el que esculpía el mármol y extraía belleza del mismo, y el que desprendía llamas y sueños de palabras, eran los príncipes de Arcadia. Aquella fue una gran Era; pero ahora sólo queda un murmullo de ella; sólo un apagado acorde suspira a través de las tinieblas; suspiro que los pájaros, los vientos y, ocasionalmente, el despierto, oyen”.

“El invierno marchita el pétalo; el alma deviene plateada, lo mismo que la cabeza. El hombre envejece, pero sin esperanza de Primavera. La belleza, encerrada en el mármol, ya no se abre; la música dormida en la temblorosa lira, ya no es despertada, y la sabiduría acunada en lo lírico ya no habla. Porque los ojos carecen de vista clara, los dedos carecen de ternura, y las mentes no tienen profundidad. Más y más oscuros se han hecho los años que han ensombrecido al espíritu de las gentes, hasta que sus sentimientos y pensamientos se han hecho grises. Hasta sus espaldas se doblaron, sus miembros se hicieron lentos y sus voces tiemblan entrecortadas, como la de los viejos. Sus recuerdos son vagos y olvidadizos; cuando vagamos entre ellos, nos miran sin comprensión. Algunas veces yo golpeo mi escudo, al nacer algún grande, pero ellos no oyen, y los dones de ese grande, con frecuencia, mueren con él. A veces Mercurio pone una corona en la frente de algún favorecido; pero ellos lo golpean y apedrean; y cuando Júpiter puso una espada en las manos de su sirviente, ellos se burlaban de él y negaban sus justas sentencias”.

“Y Apolo se lamentaba: “He vagado por las ruinas de Arcadia, la tierra que dio los primeros frutos del mundo, y vi que la Primavera y la rosa se habían marchitado. Las estatuas de mármol habían caído, la lira de Orfeo yacía rota en el piso del templo. ¡Ah! ya no resplandece la belleza del hombre; ha abandonado nuestros templos; el polvo cubre nuestros altares. Su gracia ha volado; ha caído como una flor. Bello, como la mañana sobre las aguas, era él; ahora su corazón y cabello son grises. ¿No eran nuestros templos bellos para él? ¿Nuestros huertos no eran fructíferos? ¿Nuestro mundo no era sublime?”.

“Minerva cesó bruscamente; Juan esperó. Al continuar ella, fue con otro acento: Al recorrer conmigo la ciudad, has visto la degradación de sus habitantes. Aquellos, en quienes la belleza palpitaba, eran pordioseros y perseguidos; los egoístas insensibles, que no conocían las palpitaciones de la inspiración, eran aplaudidos. Hombres que, en un tiempo, fueron humanos se han convertido en autómatas; nosotros que, en un tiempo, gobernábamos hemos tenido que ocultarnos. Pero cuando nosotros desaparecimos, los reinos, los reinos de encantamiento desaparecieron también; hemos tejido un velo sobre los caminos de la magia. Con tristeza, hemos cerrado las puertas a lo maravilloso. Pero al ocultarnos, el hombre ha creado otros dioses; pues el hombre ha de adorar, si no a un dios, a un sueño, a una máquina, aun héroe, a una mujer; porque todo cuando él adora es un eco de su esplendor perdido. Y esto es lo que ha de recuperar antes de que podamos revelarnos nuevamente a él”.

“Ella calló y levantó un dedo en advertencia, cuando Juan iba a hablar: “Calla, ¿puedes oír? ¡Hay canto, tan fugaz y salvaje, tan mordaz!”.

“Juan apenas respiraba, tratando de oír. Por algunos segundos hubo silencio. Luego oyó: pero era de tan lejos, que él creyó que se lo imaginaba. De pronto, llegó a él, se arremolinó y batió en sus oídos una música tan dulce, que expresaba tanto desamparo y tanta desesperación, que casi lloró. Evocó en él imágenes de picos de montañas, de vientos fríos y huracanados y de torrentes de aguas espumosas. Era un canto que arrasa la mente, la limpia y la dilata; como si el cerebro se ensanchara en una gran sala, por la que bellas Ninfas se deslizan; con ello vino la sensación de belleza de cosas desnudas, y se sintió arrastrado por una tormenta de frescura y locura paganas, hasta que su cuerpo se sintió limpio y espléndido. Después, las voces se apagaron, con la misma rapidez con que le habían llegado, dejando sólo un eco de melodía y un intenso disgusto por no poder oír un a poco más”.

“Después de unos momentos de silencio, murmuró con voz apagada: “¡OH! Cuán bellamente cantaron. Es doloroso. Decidme, por favor, ¿quiénes son ellos?”.

“La diosa replicó: “Son los silfos, lamentando las tristezas de este mundo”.

“Un melancólico silencio se hizo en ambos, mientras él escuchaba los acordes fugaces, que todavía le perseguían con su tristeza espectral”.

“De nuevo Minerva continuó: “Ellos lloran porque nos hemos ocultado, y el hombre ha perdido su libertad. Pero cuando Arcadia quede libre y el espíritu del hombre sea soltado como una corriente, la belleza será revelada de nuevo y no será burlada; la inspiración despertará en él como una aurora. Las mañanas revelarán cosas más bellas que la luz; y los atardeceres cosas más gozosas que el amor. Las olvidadas majestades, que dormitan en la quietud, despertarán y envolverán al hombre, y pondrán en sus ojos un resplandor más exaltado; porque él será tan señorial como una selva en primavera. Pero esto vendrá sólo, cuando quede libre de la sujeción de acero de la máquina; de los opresores de este reino que han maniatado su divinidad; y vuelva a la sencillez de la Naturaleza. Pero su nueva sabiduría será más noble que la pasada; porque ella será más prudente, como lo es la sabiduría que se cobija en las frentes de los dioses”.

“Su voz se elevó y su cualidad argentina se hizo de oro: “Entonces, el hombre se envolverá en nuestras meditaciones; hollará nuestras salas de cristal y caminará por nuestros jardines de fuego. Entonces, las tempestades se hincharán ante él; y él sujetará los palpitantes relámpagos, desatará los vientos y los convertirá en alfombras para sus pies. El pulso del Universo latirá por su corazón, y conocerá los secretos ensueños de la estrella y de la flor. Esta es la promesa que le hago, para cuando se levante y arroje la herrumbre de las edades y sea de nuevo joven y limpio”.

Este fragmento que encontré en el libro “Dioses Atómicos”, por M, me llevó a largos momentos de meditación y examen exhaustivo. En este aprecié cómo esta humanidad había descendido al abismo y veía que el camino que conduce a la regeneración del ser humano, es espantosamente revolucionario, es el Camino de la Revolución de la Conciencia. Esta es la Senda difícil, la vía que tanto odian los hipócritas “fariseos” y los perversos “saduceos”. Jesús el Gran Kabir, sintetizó magistralmente la Doctrina de la Revolución de la Conciencia, diciendo: “Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.

Hay que tener en cuenta estos factores: “Negarse a sí mismo” es desintegrar el Ego animal que todos llevamos en nuestro interior psicológico. “Tomar la cruz” es practicar la clave “conexión del Lingam-Yoni (phalo-útero) sin eyacular el “Ens Seminis” jamás”. “Sígame”, es sacrificarnos por la humanidad, entregar hasta la última gota de sangre. Con este anhelo de cambiar llegamos, mi amigo y yo, a la “Sala Múltiple de la Universidad Central”, ese 30 de agosto, donde el V. M. Samael Aun Weor nos enseñó la clave más extraordinaria que hay para ir logrando el despertar de la Conciencia. Así habló este Superhombre:


“La Ley de Entropía es algo que está a la vista. Si ponemos una marmita llena de agua caliente junto con una marmita llena de agua fría, veremos cómo se precipita la Entropía: hay un intercambio de calor y de frío y por último prima la Entropía y ambas quedan iguales. Millones de personas actualmente, por ejemplo, están metidas dentro del camino de la Entropía; como no trabajan sobre sí mismas, cada día se vuelven más imbéciles, la mente se les va atrofiando, los centros de la máquina orgánica (el Intelectual, Emocional, Motor, Instintivo y Sexual) cada vez están más degenerados, no les trabaja toda las áreas del cerebro y así llegará el día en que la Ley de la Entropía los igualará a todos allá abajo, en el Tártarus”...

“¿No se han fijado ustedes cómo iguala la Ley de la Entropía a la gente? A alguien lo pueden enterrar en una ataúd de oro y a otro en un ataúd de madera y por muy bonita que sea la sepultura, a la larga quedan iguales: tan “huesudos” el uno como el otro (la “pelona” a todos los iguala, eso es obvio, esa es la Entropía). Así que, los “humanoides” que pueblan la faz de la Tierra, es decir, los “bípedos tricerebrados” o “tricentrados”, un día serán todos iguales (degenerados e incapaces); tan iguales, que apenas se distinguirán el uno del otro. Y si vemos la Tierra, dicen que cada día va andando más despacio, es decir, que la rotación sobre su eje es así: cada día más lenta, debido pues a las altas mareas y al roce de las aguas. Por otra parte, el Sol, dicen que se va enfriando; tal vez sea así, pero si digo que conforme la atmósfera terrestre se vaya enrareciendo, irá perdiendo la capacidad para analizar y descomponer los rayos del Sol en luz y calor. La Luna, al paso que vamos, se irá alejando, si disminuye la velocidad de rotación (eso opinan y yo creo que sí; ésa es la Entropía)”.

“Un día la Tierra será una Luna más: La Entropía la habrá igualado. Por lo pronto veámosla como está marchando todo bajo la Ley de la Entropía: cómo se encuentran los mares, ya están pues, convertidos en basureros: peces moribundos, ríos contaminados, la atmósfera contaminada con “Smog”, frutos de la tierra adulterados. Los sabios, los pseudo-sapientes, que “todo lo saben”, han acabado con los frutos verdaderos de la Tierra; ahora ya no encuentra uno ni manzanas para comer y le toca “tragar peroles”: “naranjas de California” sin semillas: ¿habrase visto cosa más estúpida? Claro, he ahí la Ley de la Entropía: los “sabihondos, satisfechos de su “sabiduría”, sin saber que lo que han hecho es degenerar a los vegetales, haciéndolos marchar por el camino de la Entropía. Al paso que vamos, las tierras se irán volviendo estériles; las explosiones atómicas, pues, acaban de “hacer su agosto” con ellas y de proseguir así, un día la Tierra quedará igualada, entonces será otra Luna”.

“Afortunadamente la sabiduría, dijéramos, del Teomertmálogos, lo tiene todo muy bien calculado; ya sabemos nosotros que sólo mediante la transformación es posible vencer a la Ley de la Entropía, pues la transformación incluye sacrificio; eso es ostensible... Por ejemplo, si uno sacrifica el deseo sexual de eyacular el “Ens Seminis”, esa fuerza nos provee de otra cosa: cristaliza dentro de uno, en el Ser, cristaliza en los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Si uno sacrifica la ira, aparecería la gema preciosa de la mansedumbre; si sacrifica el ansia de dinero, la codicia insoportable, nacerá en uno, pues, el altruismo; si sacrifica la envidia, se manifestará en uno la filantropía, el deseo de trabajar por el prójimo, la alegría por el bien ajeno; es decir, que no puede haber transformación si no hay sacrificio.”.

“El petróleo en una Locomotora, por ejemplo, se sacrifica. ¿En aras de qué? De la energía que pone en movimiento todo el tren (eso es sacrificio). Y si la máquina es de carbón, como eran las antiguas, se sacrifica ese combustible. ¿Para qué? En aras de la energía, en aras del movimiento del tren... Sí, cuando uno sacrifica una fuerza inferior en aras de una superior, hay transformación. Lo que pasa es que como el resultado es tan distinto a la energía del ferrocarril; al ser sacrificado, se convierte en algo tan distinto, pues, a la energía que pone en movimiento al ferrocarril; es completamente distinta la energía del carbón, son diferentes... Asimismo, cuando un hombre sacrifica sus impulsos sexuales malsanos, el resultado de esa energía viene a ser los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, ¿ven qué distinta, ven qué diferente es el resultado? Así, pues, si se sacrifica durante el coito el esperma, la energía liberada da origen al Hombre Interior Profundo y entonces se escapa uno de la Ley esa tan horrible de la Entropía degenerativa”.

“La tierra actual, por ejemplo, está completamente marchando de acuerdo con la Ley de la Entropía y si no hay un gran sacrificio, quedará igualada el día de mañana, convertida en una Luna más; pero como no se ha terminado el programa, pues cada planeta tiene que tener sus siete Razas, antes de convertirse en Luna, entonces hay que hacer un gran sacrificio: se necesita la catástrofe y el sacrificador va a ser el Teomertmalogos... Se necesita una catástrofe, ¿para qué? Para poder transformarla, hay que sacrificar esta Tierra, esta Humanidad; todo esto hay que transformarlo, sacrificarlo. Se necesita una transformación y como resultado de esta transformación de energías, resurgirá una Tierra nueva con su “Edad de Oro” y su belleza. De manera que la catástrofe es una necesidad indispensable para poder vencer a la Ley de la Entropía; si no hubiera esa catástrofe, la Ley de la Entropía, pues, terminaría igualando a la Tierra con la Luna, sería una Luna más antes de tiempo; pero gracias a la transformación que se va a producir con ese sacrificio, que será una catástrofe, surgirá una nueva “Edad de Oro” y una nueva Humanidad”.

“La Tierra, pues, está agonizando, la Entropía la está llevando poco a poco hasta el final; esto lo puede saber cualquier persona que tenga un poquito de visión. Sólo mediante la transformación se puede conseguir que todavía no se convierta en Luna, que surja de entre el caos, pues, algo nuevo... Pues, sí, la transformación que se va a realizar, se hará sobre la base del sacrificio y terminará con una gran catástrofe... Cristo mismo se sacrificó en la Tierra Santa para vencer a la Ley de la Entropía y al Dios Mitras lo ponían sobre un Toro, con el cuchillo clavado sobre el lomo del animal; de la sangre que manaba de ese toro sagrado, brotaban las plantas y todo lo que es, ha sido y será; eso nos dice lo mismo: Sacrificio, indispensable para la transformación, transformación urgente para trascender a la Entropía. Si uno no hace nada, si no se sacrifica para reducir a polvo los “Yoes”, será el “tragadero” de la Entropía”.

“Las gentes no quieren ahora sacrificarse, claro, no comprenden la Ley del Sacrificio; las gentes creen que la Tierra puede ser transformada sin sacrificio, lo cual es absurdo, pues si alguien, por ejemplo, quisiera hacer una labor pero no se sacrificase, tarde o temprano entrará la entropía y fracasará su labor; pero si uno comienza una labor sobre la base del sacrificio, producirá transformaciones incesantes y su obra crecerá y será fecunda sobre la Tierra. ¡Así será! Debe comenzar por sacrificar uno aunque sea sus propios sufrimientos. Yo les aseguro a ustedes que la gente está dispuesta a sacrificar sus placeres y hasta sus vicios, su dinero, pero menos nunca sus sufrimientos. La gente quiere mucho a sus sufrimientos, sus dolores; los quieren demasiado, todo lo sacrificarían menos sus sufrimientos. ¡Eso sí que no! Si uno empieza por sacrificar los sufrimientos, puede dar un nuevo paso y vencer a la Ley de la Entropía.”

¿Quién de ustedes está dispuesto a sacrificar sus propios sufrimientos, a sacrificarlos por algo superior? En realidad, nos sacrificamos para portarnos mal. Yo, por ejemplo, no andaba pensando en el sufrimiento jamás, sacrificaba todas esas cosas que quieren mucho las gentes...”

“A las gentes les encanta hablar de sus experiencias, de los sufrimientos por los que pasaron, de las amarguras posibles, de lo que “yo voy a ser”, de “lo que soy yo gracias a haber sufrido tanto”... Raros son, en verdad muy raros, los que están dispuestos a sacrificar sus sufrimientos. Sí, observen a las gentes, mírenlas y verán que no son prácticas; observen la psicología de las gentes y verán como quieren sus sufrimientos, cómo gozan recordándolos: “Cuando yo pasé por tantas y tales cosas, cuando vendía periódicos en la calle para llegar un día a ser lo que soy, el Dr. Fulano de Tal, el poderoso señor. Yo, que vendía periódicos, yo que dormía en los andenes”... La gente es así: se quieren demasiado a sí mismas y a sus dolores, las gentes tienen necesidad de sus propios sufrimientos... Sí, y gozan con eso. Los ricos, mientras más poderosos, tanto más recuerdan sus propios fracasos, sus propios sufrimientos, de cuando en cuando. Se sienten auto-importantes recordándolos... Erradiquen esas cosas de su Personalidad, todo se transforma mediante el sacrificio. Sacrifiquen sus propios sufrimientos, erradiquen de sí mismos a los “Yoes” de los sufrimientos hay que desintegrarlos, hay que pulverizarlos, volverlos polvareda cósmica y esa energía que resulta de ahí, produce una transformación de donde nace un Hombre diferente, que vence a la Ley de la Entropía”.

“Allí tenemos la Luna, el que vence y muere, puede investigar en el interior, en la “panza” de la Luna, lo que sucede en las entrañas de nuestro satélite. Allí verán los restos de millones de “Yoes-selenitas” que pertenecieron a gente de tipo lunar, cuando ese satélite estuvo habitado... Sí, un día estuvo habitado ese satélite, hace tiempo, mucho antes de que esta Tierra en que vivimos existiera. La Luna es muy antigua; cuando tuvo vida en verdad, pues tuvo gente también, Humanidad, y hoy en día encuentra uno los restos de los “Yoes-Selenitas” en los mundos infiernos lunares; son todos iguales, no se distinguen el uno del otro. ¿Quién los igualó completamente? La Ley de la Entropía, en la misma forma en que iguala dos cadáveres a la larga, aunque uno haya sido sepultado en “cajita de oro” y el otro en “caja de palo” A la larga quedan iguales todos, La Ley de la Entropía se encarga de igualar a los ricos y a los pobres y a todo el mundo; ¡Esa es la cruda realidad de los hechos!”.

“Así que, si uno nada cambia, si uno nada transforma, si no sacrifica algo, se lo traga la Ley de la Entropía, eso es obvio. Vale la pena reflexionar, pues, en todas estas cosas... Hasta aquí mi plática. Quien desee hacer alguna pregunta, puede hacerla con la mayor entera libertad”.

PREGUNTA: “Maestro: ¿una ley superior lava a una ley inferior?”.

RESPUESTA: “En otro instante podemos afirmar eso, pero no es lo que estamos planteando en este tema. Sin embargo, podemos decir, y quiero que lo pongan entre comillas y subrayado, que cuando “una ley inferior es trascendida por una ley superior, la ley superior lava a la ley inferior”. Para que una ley inferior sea trascendida por una ley superior, se necesita que la ley inferior sea sacrificada por la ley superior y cuando se sacrifica, viene la transformación y la transformación convierte a la ley inferior en superior.

PREGUNTA: “Venerable Maestro: Se necesitan dos razas más, la sexta y la séptima, y como se necesitan, ¿hay una ley superior que va a ocasionar los sacrificios? Es decir, ¿quedará “lavada” la Ley de la Entropía?”.

RESPUESTA: “La Entropía a la larga, sólo produce desórdenes, como lo vemos nosotros entre los átomos y moléculas de un cadáver en descomposición... En una biblioteca, por ejemplo, si no se limpia, si no se pone en orden, pues se va amontonando libro sobre libro, papel sobre papel y a la larga eso es un caos que nadie entiende, un desorden. En cambio, en una transformación es diferente todo: en la transformación se produce un orden, un orden atómico”.

“Hay una fuerza ordenadora en todo Universo y por eso en toda molécula del Universo encontramos orden: en los pétalos de una flor hay orden, en los protones y electrones de un átomo hay orden. Obviamente, si existe orden en un átomo, en una molécula, entonces quiere decir que hay una fuerza ordenadora; porque yo no podría concebir un orden en una molécula de cobre o de almidón, sin una fuerza ordenadora.”

“Al haber una fuerza ordenadora, tiene que ser una fuerza inteligente, porque yo no podría aceptar jamás una fuerza ordenadora surgida del “acaso”; el “acaso” no es inteligente. Ahora, si el “acaso”, es capaz de producir una fuerza ordenadora, indudablemente ese “acaso” deja de ser “acaso”, se convierte en un Principio Inteligente. Por lógica exacta podemos decir que el Principio Directriz Ordenador, que fue, que es, ha sido y será, es el Demiurgo Creador; sólo esa Fuerza Ordenadora maravillosa, que puso en actividad el Universo, puede realizar transformaciones extraordinarias; mas si uno no utiliza esa Fuerza Ordenadora, entonces la Ley de la Entropía, poco a poco, va produciendo el desorden de las moléculas, el desorden de los átomos, el desorden de la mente, el desorden de los Principios Psicológicos, y así terminaremos todos igualados, convertidos en algo que no tiene la menor importancia. ¡Esa es la cruda realidad de los hechos!”

He analizado lo que es el sacrificio. Él, en sí mismo, es una transmutación de fuerzas. Cierta vez lo escuché a un filósofo lo siguiente: “Existe un mecanismo psicológico y cósmico a la vez, que cada acto de sacrificio pone en juego y por el cual este se transforma en energía espiritual, lo que a su vez puede ser aplicada a diversos otros mecanismos y reaparecer sobre los planos de la forma en un tipo de fuerza intensamente, completamente distinta de lo que realmente fue su origen”. La Doctrina Gnóstica nos enseña a sacrificar, por ejemplo, el supremo dolor del fallecimiento de un ser querido, y con esto tendremos una espantosa transmutación de fuerzas, cuya secuencia será la conquista de un poder, de una facultad, de una virtud, etc.

Este hecho de sacrificar el dolor es un hecho que las sectas religiosas muertas, que son aquellas que no practican absolutamente nada, no comprenden verdaderamente, aun cuando el Evangelio Crístico haga cierta mención de él; recordemos aquella frase: “Que los muertos entierren a sus muertos”. Lamentablemente, los Evangelios han sido muy desfigurados por los copistas y los traductores; estos han sido escritos para los “despiertos”; y no para los que tienen la Conciencia dormida; porque una persona dormida no puede explicar nada sobre ellos; y mientras más se esfuerza la persona de conciencia dormida por explicarlos intelectualmente, tanto más se hunden en el error.

En la reunión siguiente con mi amigo, en el café, comentamos las palabras: “Conócete a ti mismo”. Esta fórmula, generalmente atribuida a Sócrates, en realidad se encuentra en la base de muchas doctrinas y escuelas mucho más antiguas que la escuela socrática. Pero aunque el pensamiento moderno no desconoce la existencia de este principio, sólo tiene una idea muy vaga de su significado y de su alcance. Mirábamos, mi amigo y yo, que el hombre ordinario de nuestra época, aun si se interesa en la filosofía o en las ciencias, no comprende que el principio “Conócete a ti mismo” se refiere a la necesidad de conocer nuestra propia “máquina”, o sea, nuestra “máquina humana”. Nosotros en esta conversación queríamos dejar muy claro que sin el conocimiento de la “máquina humana” es imposible trabajar sobre sí mismo para vencer la Ley de la Entropía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario